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Cuando los niños mienten


 

Según la doctora Sandra Patricia Concha, desde la perspectiva de un adulto, la mentira es un acto social cuyo fin es engañar al otro y esto implica un acto con aspecto moral del que se debe despojar para responder adecuadamente al acto mentiroso de un niño. Como padres nos preocupamos por la violación de las reglas y la desconfianza que genera una mentira, pero esta misma preocupación se va generando en el niño a medida que crece.

Decir la verdad no es algo blanco o algo negro para los niños, conforme van creciendo ellos comienzan a discriminar la realidad y a diferenciar la verdad de la mentira (dependiendo del daño o beneficio que les haga). Normalmente los menores mienten para evitar un castigo o defender su inocencia cuando cometen un error, pero no suelen provocar daño a otros a propósito. Reciben la mentira como una traición, sobre todo de parte de sus padres.

Los niños menores de 6 años a menudo tienen dificultades para distinguir entre la realidad y la fantasía, por lo que hay un límite incierto entre la verdad y la ficción. Después de esta edad los niños logran diferenciar claramente estas situaciones y por esta razón, son conscientes de que están mintiendo.

Muchas presiones pueden provocar que un niño mienta. Si el niño está creciendo en medio de un hogar amoroso y responsable, él mentirá cuando sienta temor de decepcionar a sus padres o ser castigados. Ante la culpa intentará protegerse del posible castigo.

En otras ocasiones, los niños mienten cuando están bajo un estrés considerable para satisfacer exigencias imposibles (casi siempre de tipo escolar). Debido a todas estas circunstancias, la mentira tiene que interpretarse de acuerdo al contexto.

Recuerde que la mentira demuestra que un niño es consciente de que ha hecho algo malo, intenta protegerse de la decepción y desaprobación de sus padres, con esto demuestra que tiene conciencia de lo que hizo. Los padres que tienen una reacción exagerada y son extremadamente negativos pueden presionar a su hijo al punto de sentir que necesita mentir una y otra vez para protegerse.

Por otro lado, los niños que crecen en hogares donde existe una doble moral acerca de la mentira (niños que tienen prohibido mentir con padres que mienten constantemente) no van a tener capacidad de diferenciar cuándo mentir y cuándo decir la verdad.

A la hora de responder El por qué mienten los niños, las razones más señaladas son:

  • Frustración: es el menor que cuenta que tiene muchos juguetes cuando en realidad tiene pocos.
  • Para llamar la atención: su objetivo es captar la atención del adulto, en ocasiones porque se siente desatendido.
  • Exceso de exigencia: mienten por miedo de defraudar a sus padres.
  • Imitación: un menor que ve cómo la mentira es utilizada por los adultos para obtener algún beneficio tiende a imitar estos engaños.
  • Miedo al castigo: temor a la reprobación o al castigo por parte de un adulto es uno de los principales motivos de la mentira infantil.

¿Qué hacer como padres?

Cuando descubra a su hijo mintiendo, confróntelo inmediatamente. El castigo severo generalmente no es eficaz. Invítelo a confiar en usted pase lo que pase (siempre y cuando diga la verdad). Cree lazos de confianza que le permitan al niño preferir la verdad antes del miedo a la represalia o a la desaprobación. Recuerde que sus propias acciones y su estilo de decir la verdad o su tendencia a mentir son las formas más importantes para enseñarle al niño la importancia de la honestidad. Comience por hablarle a su hijo siempre con la verdad, esto va a generarle seguridad y confianza no sólo con sus padres, sino que facilitará el establecer relaciones interpersonales a medida que crezca.

¿Qué recomendaciones debe tener en cuenta los padres?

  • El niño necesita conocer que mentir es negativo y que tiene un efecto sobre los demás.
  • Los castigos deben ser medidos y adecuados a cada falta, si son severos solo lo obligará a mentir nuevamente.
  • Reforzar la autoconfianza del niño, esto evitará que mienta buscando la aprobación de sus “amiguitos” o de otros adultos.
  • No le mienta ni le haga falsas promesas.
  • Dele la oportunidad de ser sincero, aunque esto implique un castigo. Los padres deben reforzar la valentía que muestra al decir la verdad.
  • No se ría ni admire nunca las mentiras del niño, aunque parezcan graciosas. Los pequeños no deben sentir ningún tipo de aprobación o reconocimiento ante el embuste.
  • Los padres suelen mentir ante preguntas difíciles de su hijo que no saben responder. La pauta es evitar la falsedad y decir mejor: “No lo sé” o “Déjame que lo piense”.

¿Cuándo buscar ayuda?

Un niño con antecedentes de mentiras crónicas debe asistir a una consulta con psicología. Los mentirosos crónicos tienen dificultades para establecer una verdadera conciencia que pueda diferenciar lo bueno de lo malo. También es posible que estos niños estén pidiendo ayuda a gritos debido a alteraciones en su vida familiar o fuera de su hogar.

“La contribución más importante que pueden hacer los padres para educar a un niño sincero es desarrollar una relación fundada de manera sólida en la confianza, y para esto es necesario demostrarle con regularidad que confiamos en él”.

“Su hijo necesita un ambiente en el que se sienta libre, tranquilo y relajado, sin miedo ni represión pero con la conciencia de que el mentir tendrá consecuencias”.

 

Sandra Patricia Concha

Pediatra Fundación Valle del Lili