¡Llega otro bebé a la familia!

Tu primera sensación es compartir algo que quieres gritar a los cuatro vientos:

¡Estas embarazada y serás nuevamente mamá! ¡Por tercera vez!

Te sientes llena de emociones encontradas. Por un lado feliz, feliz de tener un hijo más, un hermano para tus pequeños; por otro lado con incertidumbre, seguramente un sentimiento natural.

¿Cómo será empezar otra vez? ¿Cómo será este bebé? ¿Cómo cambiará la dinámica en casa?

Seguramente nunca te sentiste más orgullosa y agradecida con la vida que cuando saliste del hospital con tu primera hija en tus brazos.

Sentías que ya la conocías de siempre… a dos días de nacida.

Estabas segura que nada podría superar ese momento.

Sin embargo, pasaron cuatro años y medio y no dejabas de amarla como ese primer momento en que la viste. Entonces te encontraste con la noticia que estabas nuevamente embarazada.

Debemos confesar que ser mamá es seguramente nuestro trabajo favorito. No hay más.

Luego llegó el varón y no pudiste dejar de sentir nada diferente que un amor infinito por él como lo sentiste por su hermana.

Tus hijos no dejan de sacarte sonrisas y momentos divertidos llenos de travesuras y ocurrencias que te han hecho redescubrir el mundo y volverlo a disfrutar desde otra estatura.

Así que ahora, una vez más, con esa cara que caracteriza a las embarazadas; esa cara que delata las molestas náuseas de la mañana, y sí.. con cara de: “ Sí… esta es la cara de embarazo”; con esa cara lograste que tu marido te dijera:

“Sí, este es probablemente nuestro último bebé”.

Ahora bien, tu sabes que esa cara es el recordatorio cada mañana de ese milagro que está creciendo dentro de ti.

En escasas 30 semanas, estarás conociendo a otra persona que llenará tu mundo de emoción y amor en cuanto tu le diga su primer: “Hola”. Entonces te convertirá otra vez en mamá, tal vez por última vez.

¡Bienvenido amado hijo!