Importancia del sueño en los niños: Consejo para padres
Publicado el: 7 marzo, 2018
Por: Dra. María Teresa Agudelo
El sueño es tan importante para la buena salud como lo son los buenos hábitos dietéticos dietéticos y el ejercicio. Pasar del sueño a la vigilia y viceversa crea momentos en que el ser humano es muy vulnerable, por esto los pequeños deben sentir que el sueño y los periodos de descanso son periodos de relajación comodidad.
El sueño es una función del cuerpo imprescindible para un adecuado crecimiento físico y desarrollo neurológico y emocional del niño, por este motivo es importante entender y controlar el sueño del niño, tanto en cantidad como en su calidad. El Sueño le permite al bebe ahorrar energía que utilizara para su correcto desarrollo, liberar la hormona de crecimiento, mantener la temperatura que el organismo necesita en cada momento, reducir los niveles de ansiedad y fijar conocimientos.
Las horas de sueño están directamente relacionadas con la regeneración cerebral. Los niños que tienen problemas crónicos de falta de sueño no aprenden tan bien como los niños que descansan bien, adicional a esto pueden desarrollar problemas de comportamiento. El recién nacido se despierta cada 3 horas, esto está regulado por la alimentación. A los 3 meses ya puede desaparecer el despertar nocturno y dormir 5 a 6 horas seguidas. A los 9 meses muchos de los niños duermen toda la noche sin despertarse.
Dormir bien es un hábito que se aprende de los padres. Para poder enseñar es importante estar tranquilos y así transmitirles seguridad a los hijos. A medida que el niño va creciendo necesita menos horas de sueño, en las etapas de crecimiento el tiempo y la calidad del descanso tiene una importancia fundamental.
¿Cómo conseguir que él bebe adquiera unos hábitos de sueño?
Hay que establecer una rutina antes de irse a dormir, lo ideal es acostarlo en la cunita sin luz y sin ruidos, procurando que este lo más cómodo posible, además el pañal cambiado y los gases expulsados. Deben existir horarios establecidos para la comida, el baño y la hora de irse a dormir. Un baño antes de dormir ayudara al bebe a relajarse, y luego un rico masaje fomentara también el contacto físico con él bebe.
Para tranquilizarlo puedes abrazarlo, cantarle, acariciarle, lo que te funcione mejor. Si llora debes nuevamente cargarlo durante uno o dos minutos, y volverlo a acostar. Si sigue llorando vuélvelo a abrazar. Este es un acto que debe repetirse con constancia.
La mejor forma de ayudar a dormir a nuestro bebe es aplicando nuestro sentido común, para esto debemos conocer bien su carácter y manera de llorar y de dormir, desde ahí debemos dejarnos guiar por nuestro instinto natural pero con mucha tranquilidad.
¿Cómo mejorar la higiene del sueño en niños más grandes?
Levantarse y acostarse todos los días aproximadamente a la misma hora, hay que adaptar sus siestas a su edad y necesidades. Mantenga condiciones ambientales adecuadas para dormir (temperatura, ventilación, ruidos y luz). Evite comidas abundantes antes de acostarse, al igual que las actividades estresantes. Evite el uso de aparatos electrónicos dentro del cuarto. Realizar ejercicio físico diariamente, aunque no inmediatamente antes de acostarse. Y por último pase algún tiempo al aire libre todos los días.
Mitos que debemos desterrar:
- Duerme mal porque es inquieto.
- Si duerme siesta, no dormirá por la noche.
- Si no hay silencio absoluto, se despierta.
- Si se acuesta tarde, se levantará tarde.
- Se despierta de noche por mala costumbre.
Trastornos frecuentes del sueño
- Pesadillas: son la manifestación inconsciente durante el sueño de sentimientos de inseguridad, ansiedades, miedos o preocupaciones. Son más frecuentes entre los 3 y los 6 años. Todos los niños tienen pesadillas nocturnas de vez en cuando Estas imágenes que el cerebro procesa pueden parecer tan reales como las emociones que provocan, el niño cuando despierta recuerda lo soñado. Debemos tranquilizarlo y darle seguridad, luego hablar sobre el sueño para poder entender cuáles son sus miedos.
- Terrores nocturnos: se producen entre los 3 y 4 años, son auténticas crisis de pánico, cuando se producen, el niño está dormido pero con los ojos abiertos. El niño puede gritar, sudar y tener taquicardias. Reacciona como si no nos viera ya que está dormido, suele durar pocos minutos y no se recuerdan al día siguiente, no hay necesidad de despertarlos. Estos terrores no generan consecuencias para la salud física ni mental de los pequeños, en la mayoría de los casos no requieren tratamiento, hay que asegurarles un buen descanso y minimizar las situaciones de ansiedad.
- Insomnio: es la dificultad del niño para quedarse dormido cuando se va a la cama, ose despierta en la noche y no puede volver a quedarse dormido. Las causas pueden ser variadas, cambios de rutina, agitación excesiva antes de dormir, angustia, miedo, o algunos problemas médicos (alergias, dolores, enfermedades crónicas o ingestión de algunos medicamentos)
- Bruxismo: es cuando el niño aprieta y rechina los dientes por la noche. Es un trastorno relativamente frecuente durante la infancia, lo pueden sufrir hasta el 25% de los niños, y tienen diversas causas como problemas de oclusión dental o alteraciones emocionales. En algunos casos requerirá del uso de una férula para dormir.
Termino este artículo con esta frase: “En cada niño se debería poner un cartel que diga: Tratar con cuidado, contiene sueños“ Mirko Badiale.