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Molusco contagioso


 

El molusco contagioso es una infección viral en la piel relativamente frecuente en la infancia, pero también se puede presentar en adolescentes y adultos. Son lesiones pequeñas, protuberantes, redondas, indoloras que pueden tener un color rosado o perlado con una parte central umbilicada; en cuyo centro se encuentra  una  secreción blanquecina  que contiene el virus y al rascarse puede  propagarse.

Está causado por el virus Molluscum contagiosum (MCV), virus ADN de doble cadena de la familia de los poxvirus (Poxviridae) que sólo ocasiona infección en la especie humana.

Esta se puede transmitir por contacto directo piel a piel, por contacto con objetos contaminados (toallas, juguetes), al rascarse o frotarse las lesiones, lo cual hace que estas se propaguen a zonas de piel cercana y también, se puede transmitir mediante relaciones sexuales.  Las lesiones pueden ser asintomáticas, pero en algunos puede aparecer prurito (rasquiña).

Al inicio del cuadro las lesiones son pequeñas y luego crecen a lo largo de varias semanas para aumentar su tamaño, se pueden presentar en los niños en cualquier parte del cuerpo. En los adolescentes y adultos que tengan relaciones sexuales, las protuberancias se suelen localizar en el área genital o en la cara interna de los muslos.

Normalmente no tienen complicaciones, pero estas se pueden presentar como infecciones si se produce rascado, cuando aparecen en los ojos se puede producir conjuntivitis y en ocasiones pueden quedar cicatrices.

Con respecto al tratamiento, el molusco contagioso se puede resolver solo; estos suelen desaparecer al cabo de 2 a 3 meses, el problema es que mientras unos desaparecen, crecerán otros nuevos, estos suelen desaparecer entre los 6 y 18 meses y otros sin embargo, pueden durar más tiempo.

Por ello se pueden utilizar algunos tratamientos para que la enfermedad desaparezca más rápido, entre los que se tiene: extraer el centro contagioso exprimiendo el nódulo con un escalpelo o unas pinzas, extirpar las protuberancias congelándolas (crioterapia) o cortándolas con un instrumento afilado (raspado), aplicar un agente químico o crema o  también hay tratamientos vía oral.

Aunque estos tratamientos a veces ayudan a que la enfermedad desaparezca más rápido, algunos pediatras no los utilizan ya que pueden ser dolorosos, pueden quemar, manchar  y  dejar cicatrices en la piel. Pero se ha visto que el tratamiento da mejor resultado cuando se inicia pronto, es decir, cuando solo se ha desarrollado una cantidad reducida de protuberancias.

¿Cómo se puede prevenir?

  1. Recuerda lavarte las manos con agua y jabón, puede ayudar a evitar que se propague.
  2. Evite tocar y rascar las protuberancias, ya que puede expandir el virus.
  3. No comparta los objetos personales como toallas, ropa de vestir, ropa de cama ni otros artículos de uso personal.
  4. Es importante cubrir las lesiones para evitar el contacto.
  5. No comparta flotadores, tablas acuáticas ni juguetes que se utilicen en las piscinas.
  6. Hidratar la piel sí está seca.

Dra. Verónica Mera

Pediatra de la Fundación Valle del Lili