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No al castigo físico


El castigo físico como los golpes con cinturones, zapatos y otros objetos o formas, han sido aceptados por muchos años como método de educación en la crianza de los hijos. Este tipo de disciplina basado en el castigo físico se ve más en países con alta violencia, desigualdad económica y bajo nivel educativo de los padres. Si analizamos cuál es el significado del castigo físico y del maltrato infantil, hay una línea muy delgada que se cruza en muchas ocasiones.

El castigo físico es aquel que incluye el uso de la fuerza física con la intención de causar cierto grado de dolor o malestar en el niño para corregir una conducta. Por otro lado, el maltrato infantil según la Organización Mundial de la Salud incluye todos los tipos de maltrato físico o psicológico, abuso sexual, desatención y explotación comercial o de otro tipo, que causen o puedan causar un daño en la salud, el desarrollo o la dignidad del niño.

Actualmente, muchos países prohíben el castigo físico en la crianza de los niños. En Colombia se está trabajando en el senado un proyecto de ley 320/20, la cual establece que los niños tienen el derecho al buen trato, a recibir orientación, educación, cuidado y disciplina por medio de métodos no violentos.

¿Por qué se está trabajando a nivel mundial esta práctica disciplinaria?

En los últimos años existen muchos estudios científicos desde la neurociencia, psicología, sociología y otras disciplinas, que han demostrado las consecuencias negativas a corto y largo plazo en el desarrollo de los niños. El castigo físico ha causado más problemas que beneficios.

¿Por qué no debemos usar el castigo físico en la crianza de nuestros hijos? 

  1. Les enseña a los niños a usar la violencia como un modo válido para resolver problemas o conflictos.
  2. Produce daños en la autoestima, generando sentimientos de inferioridad, no merecedores del cariño incondicional de los padres.
  3. Les enseña a ser víctimas. Equivocadamente muchos creen que la agresión hace más fuerte a las personas que la sufren y los prepara mejor para la vida, pero se sabe que no los hace más fuertes, sino que suelen ser más propensos a convertirse en víctimas.
  4. El miedo al castigo puede frenar la creatividad y autonomía del niño.
  5. Interfiere en sus procesos de aprendizaje, en el desarrollo de su inteligencia y su emotividad.
  6. Al excluir el diálogo y reflexión, el niño no logra aprender la relación entre su comportamiento y las consecuencias.
  7. Les hace sentir soledad, tristeza y abandono. Ser agredido por alguien a quien se ama produce emociones fuertes y complejas como miedo, inseguridad, etc.
  8. Se pueden generar daños físicos accidentales en los niños.
  9. No se aprende a cooperar con las figuras de autoridad, sino a someterse a las normas.
  10. Dificulta el desarrollo y autocontrol del niño para adherirse a las normas o la adopción de comportamientos solidarios y empáticos.
  11. Las exposiciones a situaciones de violencia pueden alterar el desarrollo fisiológico del cerebro y repercutir en su crecimiento físico, intelectual, emocional y social.

Evitar el castigo físico en la crianza, no es permitir que los niños hagan lo que quieran. Ellos necesitan desarrollarse en un ambiente respetuoso donde existen normas y límites adecuados según la edad y donde se sientan seguros del amor incondicional de sus padres.