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¿Qué es el abuso sexual infantil?


Como padres, las noticias sobre abuso sexual infantil nos causan indignación y preocupación; porque no solo sentimos el sufrimiento de ese niño/niña y el de su familia, también pensamos que ese niño podría ser nuestro hijo e inmediatamente nos preguntamos cómo podemos protegerlos de este flagelo. En este primer artículo se hablará acerca de la definición del maltrato infantil (abuso sexual) y las rutas de atención.

Se define abuso sexual infantil al sometimiento de un niño, niña o adolescente a cualquier acto sexual que no corresponda con su etapa de desarrollo, es decir que no entienden o no pueden dimensionar sus consecuencias y que genera lesiones en su dignidad e integridad emocional y física. Existen dos tipos de presentación; la más frecuente es el abuso sexual crónico donde las lesiones psicológicas son las más importantes pues en ocasiones nunca se generan lesiones físicas. Con respecto al perfil del abusador, éste generalmente pertenece al círculo social cercano al niño; es decir que es alguien conocido y de confianza para el niño. El abusador aprovecha esta confianza y cercanía para seducir con juegos, actividades llamativas o mentiras al niño y así  tener espacios a solas con él. Una vez se establece esta dinámica, el victimario usa su superioridad en edad o en jerarquía (profesores, familiares, etc.) para a través de amenazas, obtener lo que quiere del niño. Como el  niño se convierte en el objeto de placer del abusador generalmente éste no le lastima físicamente y a través de la intimidación y el miedo que genera en la víctima, logra mantener el ciclo del abuso sexual y sometimiento emocional por un tiempo prolongado.

Así pues, se considera abuso sexual crónico no solo a la penetración de los genitales de los niños, sino también a tocamientos perpetrados al niño o que el niño haga al abusador, insinuaciones verbales o gestuales, exposición de los genitales del niño o pornografía (realizarle videos, fotos, etc.).

El abuso sexual agudo se caracteriza porque las agresiones físicas son llamativas y ameritan manejo médico por urgencias. Generalmente, el abuso sexual hace parte de una serie de agresiones físicas que son efectuadas por un desconocido en un ambiente extraño para los niños como por ejemplo espacios públicos, casa de familiares o amigos que el niño no suele visitar.

Cuando sospechamos que un niño, niña o adolescente está sufriendo abuso sexual lo primero que tenemos que hacer es alejar al niño de su perpetrador y evitar cualquier contacto con él. Si hay lesiones físicas agudas o el abuso ocurrió en las primeras 72 horas se debe acudir a un servicio de urgencias para la atención de las lesiones físicas y activar el protocolo de restitución de derechos a través del sistema de salud. Si el abuso es crónico se debe acudir a la fiscalía o la línea de atención del Instituto de Bienestar Infantil (ICBF) para reportar el caso y que se inicie una investigación.

En caso tal que la víctima tenga un médico de confianza, se puede acudir a consulta para que a través del sistema de salud se active el protocolo de atención de víctimas del maltrato infantil. Una vez que un niño, niña o adolescente relate que ha sufrido abuso sexual o que nosotros sospechemos que esto está ocurriendo, se debe activar el protocolo de atención a víctimas de este tipo de maltrato lo más rápido posible, pues una atención psicológica y física a tiempo es la clave para una vida futura plena y sin secuelas.

El abuso sexual infantil es un flagelo que puede ocurrir de forma crónica o aguda en la vida de los niños y que nosotros como padres corresponsables de su cuidado debemos aprender a sospechar y reportar a tiempo, para así evitar las secuelas tempranas y tardías de este tipo de maltrato.

Ángela María García Cifuentes.

Médico pediatra.

Especialista en prevención del maltrato infantil.

Máster en necesidades, derechos y cooperación para la Infancia y la adolescencia.