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Mi bebé vomita mucho ¿Qué puedo hacer?


El vómito es uno de los síntomas frecuentes en los niños, sobre todo en los primeros años y puede presentarse por diferentes causas, desde malas prácticas de alimentación del bebé, reflujo gastroesofágico e infecciones virales.

Ver que nuestro hijo vomita puede causar angustia, miedo de que tenga algo grave, o que se deshidrate, desconocer lo qué tiene y no saber qué hacer aumenta la intranquilidad.

Para entender sobre este tema, es importante diferenciar lo que es vómito y regurgitación. La primera consiste en expulsar con fuerza el contenido del estómago a través de la boca. En cambio, regurgitar es la salida fácil del contenido del estómago, sin esfuerzo y es muy frecuente en los recién nacidos hasta el primer año de vida.  La mayoría de los bebés regurgitan pequeñas cantidades de leche materna, generalmente dentro de la primera hora después de alimentarlo (las madres refieren que presentan salida de leche como un “queso“).

Esta regurgitación será menos frecuente si el niño eructa (sacan los gases) y no lo mueven después de comer.  El bebé debe dejarse recostado en el hombro de la madre o el cuidador mientras expulsa los gases y no deben mecerlo. Un bebé puede presentar esto hasta los 10 o 12 meses.

Los vómitos se producen por activación del “centro del vómito” (centro que procesa los estímulos para la náusea y envía respuestas para producir las contracciones musculares y el vómito) en el cerebro, el cual se estimula por las siguientes razones:

  1. Cuando los nervios del estómago e intestino están inflamados por una infección o irritación debido a algún tóxico.
  2. Se activan por estímulos psicológicos, visuales y olfatorios (malos olores).
  3. Algunos medicamentos pueden causar vómito como los anestésicos para el manejo del dolor (morfina y algunos antibióticos).
  4. Estimulación del oído medio. Esto produce mareos náuseas y vómito. Un ejemplo común, es el viaje en carretera por sitios montañosos con curvas.

Causas de los vómitos

Un vómito frecuente, explosivo y fuerte desde los 15 días hasta los 4 meses, puede ser una obstrucción a la salida del estómago llamada estenosis pilórica hipertrófica, la cual produce que el niño al poco tiempo que come vomita, pero se ve bien y siempre tiene hambre.  Al presentarse un vómito persistente y más después de la segunda semana de vida, debe consultar al pediatra.

Una de las causas más comunes después del primer mes es el reflujo gastroesofágico. Esto sucede porque los músculos del extremo inferior del esófago  (por donde  se traslada la comida al estómago) que se une al estómago, se relajan, no se contrae lo suficiente como para que no se devuelvan los alimentos del estómago al  esófago.

Medidas que pueden ayudar a disminuir el reflujo:

  1. Hacer eructar al bebe más frecuente.
  2. Dejar al niño semisentado ya sea con almohadones o sillas para cargarlos. por lo menos 30 minutos después de comer.
  3. No sobrealimentar al niño, es recomendable dividirla comida en varias porciones y alimentarlo más frecuente, pero con porciones pequeñas.
  4. Espesar la leche con cereales para bebe de acuerdo a lo que te recomiende el pediatra.
  5. Si estos pasos no tienen éxito, su pediatra puede referirlo a un especialista gastrointestinal (GI).

Causas frecuentes del reflujo

La causa más común en los bebés después de que empiezan a gatear, asistir a guarderías y llevarse todo a la boca, es la infección estomacal o intestinal “gastroenteritis”, los virus son la causa más frecuente, pero también puede ser producida por bacterias y parásitos.

Los rotavirus son el origen principal de vómitos en los infantes y niños pequeños, acompañados de síntomas como: fiebre, náuseas y dolor abdominal. Existe una vacuna para evitar la enfermedad, pregúntele a su pediatra.

Los niños también pueden presentar náuseas debido a otras infecciones, debemos alarmarnos y consultar al pediatra si presenta los siguientes signos de alarma:

  1. Vómito fuerte y repetitivo.
  2. Vómito con sangre.
  3. Dolor abdominal fuerte.
  4. Abdomen hinchado o agrandado.
  5. El niño se siente irritable o decaído.
  6. El niño no recibe o no tolera los líquidos orales y el suero de hidratación.
  7. Tiene la boca seca, no tiene lágrimas y orina poco. Estos son signos de deshidratación grave y hay que consultar inmediatamente.