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Cefalea en niños


Por: Dra. Sandra Patricia Concha

Es un síntoma frecuente. Se ha encontrado que 50 al 80% de los niños entre 7 y 14 años han presentado un episodio de cefalea. La mayoría no son indicadores de una enfermedad grave y la causa más común es fiebre asociada a enfermedades respiratorias, infecciones como: otitis, gripe, sinusitis o faringitis.

Hacer un Diagnostico no es fácil. Los niños y adolescentes responden de diferente manera ante el dolor, los más pequeños a través del llanto y las pataletas, si el dolor se vuelve crónico se afectaran actividades cotidianas como jugar, comer o dormir. Los adolescentes por su parte se aíslan, tienden a la depresión y presentan problemas en sus relaciones interpersonales.

Cada vez es más frecuente en edad escolar y en adolescentes padecer de dolores de cabeza que pueden ser esporádicos o recurrentes y que dependiendo de la frecuencia y de la intensidad llegan a afectar negativamente en sus estudios, en sus relaciones sociales y en su actividad física. Por ello, es importante que los padres conozcan las causas más frecuentes y de igual manera identificar los signos de alarma.

La cefalea aguda recurrente se caracteriza por episodios de dolor de cabeza separados por intervalos asintomáticos. La gran mayoría de las cefaleas agudas recurrentes en niños y adolescentes son migraña, variantes migrañosas o cefaleas tipo tensión.

Si nuestro hijo se queja de dolor en la cabeza o tiene otros síntomas como mareo, molestias estomacales, náuseas, sensibilidad a la luz, al ruido o a olores fuertes, puede que esté sufriendo ¨migranias¨. Y, aunque este tipo de dolor de cabeza puede tener un origen hereditario, hay ciertas situaciones que pueden desencadenarlo.

Dentro de los principales desencadenantes podemos encontrar: pasar demasiado tiempo delante de una pantalla de ordenador, televisión o videoconsola, falta de sueño o cansancio, exposición prolongada al sol o deshidratación, estados de estrés, nerviosismo y ansiedad. Ambientes cargados: con olores fuertes, humo de tabaco, perfumes, ruidos fuertes, problemas oculares, cambios hormonales y consumo de alimentos excitantes, grasas (quesos o frituras) o alimentos elaborados con glutamato mono sódico (salchichas, embutidos, etc.)

Es importante que el padre este en capacidad de responder preguntas cómo cuando comenzó el dolor de cabeza, cuánto dura, que lo desencadena, en que horario es más frecuente, en que parte de la cabeza se localiza, que tan intenso es, si está empeorando o no y si se acompaña de otros síntomas como vómito, mareo o dolor abdominal.

¿Cuándo tomar neuroimagenes? Los estudios de neuroimagen como tomografías o resonancias de cerebro no se utilizan de modo rutinario, excepto en los siguientes casos: cefalea crónica progresiva, cefalea aguda muy intensa, examen neurológico anormal, cefalea con vomito al despertar y edad menor de tres años.

Tratamientos: se deben evitar factores desencadenantes y promover la regularización del estilo de vida. Podemos aliviar a nuestro hijo, proporcionándole unos momentos de reposo y relajación, un ambiente fresco, oscuro y silencioso (o bien una música suave) y asegurándonos de que tiene unos hábitos saludables de alimentación, sueño, ejercicio físico y juego. En lo posible, es aconsejable que los niños lleven una vida equilibrada. Eso se traduce con que tengan tiempo para comer, dormir, estudiar, descansar, y jugar. El papel de la dieta es controvertido, por lo que no se recomienda hacer ajustes dietéticos para niños o adolescentes, excepto que se haya evidenciado claramente un factor desencadenante.

Por otra parte es importante recalcar que La cefalea aguda, de aparición súbita y muy fuerte en un niño sin antecedentes de dolores de cabeza es una emergencia neurológica.

¡Papis, estemos atentos a los síntomas que presentan nuestros niños!