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Cómo estimular la inteligencia en los niños


Por: Dra. Sandra Concha

Todos los niños tienen las capacidades mentales que están por desarrollarse. No se sabe lo que se podría conseguir con la ayuda necesaria, el tiempo suficiente y los estímulos apropiados. Nosotros como padres tenemos la responsabilidad de estimular y potenciar en nuestros hijos todos sus tipos de inteligencias, creando los entornos correctos con situaciones variadas para sentir, reflexionar y comunicar.

La maduración cerebral es un proceso que se continúa en los primeros 6 años, para que este desarrollo se dé plenamente, será necesario que los padres se adapten a las necesidades del niño, y generen un entorno de afecto, tolerancia y estimulación.

Los puntos más importantes a tener en cuenta son:

  1. Alimentación: el aprendizaje puede verse gravemente afectado por la deshidratación, el simple aumento de la cantidad de agua que bebemos al día, puede favorecer la concentración y la memoria. Igualmente la salud de nuestro cerebro exigen el aporte de los nutrientes adecuados, así como el control sobre alimentos como pasteles, galletas, dulces y gaseosas, que proporcionan un placer inmediato y les encanta a nuestros hijos, pero hacen bajar la glucosa en sangres y pueden producir sobrepeso, ansiedad, fatiga mental y depresión. Si tenemos una nutrición inadecuada se pueden producir consecuencias negativas en atención, concentración, razonamiento y memoria.
  2. Ejercicio físico: la actividad física como correr, andar y cualquier otro tipo de ejercicio mejora la circulación del oxígeno y su llegada al cerebro, mejorando no solo la función muscular, pulmonar y cardiaca, sino también la cerebral. Hacer ejercicio moderado (andar en bicicleta, caminar o correr antes y/o después de un tiempo de estudio) ayuda a concentrarse y a memorizar lo aprendido con anterioridad. Si el ejercicio exige coordinación y pensamiento tendremos efectos más positivos.
  3. Buen humor y clima emocional: es importante que las relaciones con nuestros hijos se caractericen por principios como la consideración, la escucha, la empatía (ponerse en el lugar del otro), la asertividad (decir lo que pensamos con delicadeza y sin herir al otro) y la confianza, un adecuado ambiente familiar favorece el desarrollo mental. La ansiedad y la tristeza dificultan la concentración y si son persistentes afectan las relaciones interpersonales necesarias para potenciar el aprendizaje con los otros. En cambio la RISA es convivencia, las personas que nos hacen reír nos hacen felices. El Humor es un componente muy importante de la salud emocional, un sentido del humor equilibrado y coherente ayuda a los niños a mantenerse firmes en los momentos difíciles.
  4. Sueño y cerebro: la eficiencia del sueño se asocia con un mayor rendimiento académico, las regiones cerebrales implicadas en el aprendizaje del día anterior se reactivan durante el sueño. El sueño corto o de mala calidad es un factor de riesgo significativo para el bajo rendimiento académico, afectando el aprendizaje y la toma de decisiones. ¿Cuántas horas deben dormir? Los expertos de la National Sleep Foundation recomiendan:
  • Recién nacidos: ( 0 a 3 meses): se aconseja entre 14 y 17 horas por día, y se acepta entre 11 y 13.
  • Bebe ( de 4 a 11 meses ): se recomienda que duerman entre 12 y 15 horas, aceptable entre 11 y 13.
  • Niños de 1 a 2 años: entre 11 y 14 horas (no menos de 9 h).
  • Niños entre 3 y 5 años: entre 11 y 13 horas, no menos de 7 horas.
  • De 6 a 13 años: deben dormir entre 9 y 11 horas.
  • Consejos para ayudar a conciliar el sueño: que el niño desarrolle tareas tranquilas que no produzcan ansiedad o preocupación dos horas antes de dormir. Cenar dos horas antes de acostarse y dormir completamente a oscuras.
  1. Cómo enseñarle a los pequeños a expresar las emociones y a controlarse: hay personas más hábiles que otras en el manejo con las emociones y con las palabras. Estas personas saben expresar lo que sienten. Las personas sintonizadas saben cómo controlar sus emociones fuertes, de manera que no actúan de manera impulsiva. Aquellas personas con capacidad para manejar sus emociones tienen INTELIGENCIA EMOCIONAL. Los niños emocionalmente inteligentes se sienten más felices y disfrutan más la escuela, se sienten aceptados, saben trabajar en equipo y tienen mejores relaciones interpersonales. LA INTELIGENCIA EMOCIONAL ES UN BUEN FACTOR DE PREDICCIÓN DEL ÉXITO EN LA VIDA. Lo que la mayoría de los padres no saben es que justamente el niño aprende a expresar y controlar las emociones durante los primeros cinco años de vida.

La sintonía: para enseñarle a tu bebe a expresarse es importante que te sintonices con él. Estar sintonizado quiere decir que el padre comprende lo que siente su pequeño y se lo hace saber. Al sintonizarse con las emociones de sus pequeños se fortalecen las conexiones cerebrales que producen dichas emociones.

Para sintonizarse es preciso ser un gran observador, a medida que observen lo que hacen sus pequeños y escuchen lo que dicen pueden preguntarse: ¿Qué estará sintiendo mi bebé?, ¿Cómo debo responder?, ¿Cómo puedo dejarle saber que le entiendo? Los siguientes son ejemplos

SI SU BEBÉ USTEDES PUEDEN ES IMPORTANTE POR QUE:
Le sonríe Sonreír, mover la cabeza y hablarle Porque les enseña cómo relacionarse con otros y cuánto se les ama.
Es sorprendido por un sonido súbito y llora. Abrazarlo y acariciarlo diciendo: ¡Que ruido! No importa. No pasó nada. Por qué se les demuestra que no hay peligro y que ustedes comprenden cómo se siente.
Se emociona al ver un perro. Exprese emoción también. Porque así se les estimula a explorar el mundo y se fortalece la sensación de alegría.
Ve a alguien desconocido (pero conocido por ustedes ) y grita asustado. Permanecer con su pequeño y tranquilizarlo, presentándole a la persona. Porque les ayuda a confiar en los demás y a superar su temor frente a los desconocidos.

A medida que el niño crece, los padres pueden hablarle más sobre las emociones, de manera que aprendan las palabras que les permitan expresar lo que sienten.

Un bebé tranquilo aprende a controlarse: el cuidado que ustedes les prevén a sus hijos les enseña que el mundo es un lugar seguro e interesante. Responder cuando ellos lo necesitan, permanecer tranquilos y ser amorosos contribuye a que los niños sientan seguridad. Sin embargo esto no es fácil. Todos los padres en ocasiones nos sentimos tensos, furiosos y frustrados. Pero si expresamos estos sentimientos con gritos y brusquedad hacia ellos, los bebes se sentirán atemorizados, si esto se repite frecuentemente se puede modificar el cerebro de los pequeños. La tensión, la ansiedad y el temor producen en el cerebro infantil un químico llamado cortisol, que puede destruir las celular cerebrales y las conexiones ya existentes.

Orientación firme y amorosa: si los pequeños se encuentran rodeados de adultos que los aman y les enseñan con firmeza cuales comportamientos son aceptables y cuáles no, ellos aprenderán a controlarse. Establezca límites claros y reglas sencillas, los niños se sienten más seguros al saber lo que se espera de ellos. Díganle no lo menos posible, explíquele sus razones en un lenguaje sencillo, siempre ofrézcale alternativas y planee actividades interesantes para los pequeños.