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La importancia del afecto en los niños


El tacto es uno de los sentidos más desarrollados al nacer y es importante desde el punto de vista emocional y afectivo.  No se imagina  el efecto analgésico que le puede dar una  caricia a tu hijo cuando sufre una caída, los tranquiliza y calma.

La carencia de caricias, abrazos, palabras positivas, contacto físico o besos afectan el desarrollo saludable de los niños y sus capacidades para relacionarse emocionalmente en el futuro. Por eso la importancia de  ofrecer todo el contacto físico que te sea posible  en los primeros años de vida de tu hijo.  Piensa que no solo es una caricia, el día de mañana  permitirá  que  tu hijo se sienta más seguro y feliz, generando un gran vínculo afectivo entre padre e hijos.

Un niño que no es abrazado, desarrolla un sistema inmunológico más débil. Además sus estructuras cerebrales estarán marcadas por la ansiedad. La protección, el contacto físico favorece la conexión neuronal. Entre más caricias, más abrazos y más palabras amorosas, genera una mayor conexión entre las neuronas permitiendo un buen desarrollo cerebral, manifestándose en el nivel cognitivo (inteligencia).

¿Qué pasa si un niño tiene carencia de afecto?

El niño que no recibe afecto positivo siente desconfianza del mundo que lo rodea,  oculta sus sentimientos (mostrándose fríos ante las situaciones), presenta una falta de desarrollo del lenguaje y las habilidades sociales. Además, poseen déficit de atención y pueden presentar cuadros de estados de ansiedad.

Recuerde que las caricias, el contacto físico, las palabras positivas permite que el niño se sienta más seguro y desarrolle una adecuada autoestima. Exprésale a tu hijo el afecto por medio de caricias y palabras amorosas, que permiten que el día de mañana  sea un adulto cariñoso capaz de expresar sentimientos positivos, que se sienta valorado y reconocido.