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¿Sabías que los prematuros tienen mayor riesgo de tener problemas o enfermedades renales en la adolescencia o adultez?


Los niños nacidos a término tienen la formación completa de todos sus órganos para poder vivir adecuadamente, una vez se ha cumplido el tiempo de formación intrauterina. La condición de nacer prematuro (prematurez) puede relacionarse con otros compromisos sistémicos propios como son los trastornos respiratorios, neurológicos, cardiacos, metabólicos y de los riñones y las vías urinarias, los cuales son manejados al nacer en unidades de cuidado intensivo neonatal (UCIN).

Estos cuidados son especialmente necesarios para los niños nacidos con menos de 30 semanas de gestación, también conocidos como “prematuros extremos”, quienes al nacer tienen solo el 30% de la capacidad renal de los niños nacidos a término, con un menor número activo de filtros (glomérulos), que al llegar a la edad corregida de 38 semanas, no logran formar todos sus filtros para funcionar completamente, alcanzando solo el 60-70 % de su capacidad normal. Es por ello que al nacer la reducción en el número de filtros renales obliga a aumentar su carga de filtración de orina, lo cual los expone a un mayor riesgo de lesiones en los riñones. Lo anterior requiere un seguimiento estricto por especialistas durante la infancia, niñez y adolescencia.

Es importante precisar que algunos recién nacidos pueden presentar durante el periodo de gestación algo conocido como “retardo del crecimiento intrauterino o desnutrición intrauterina”, el cual puede disminuir el número de filtros adquiridos durante el crecimiento fetal. Esta alteración metabólica durante la gestación lleva a una disminución del número de filtros, lo que resulta en riñones más pequeños o menor masa renal, predisponiendo a enfermedades crónicas no comunicables como hipertensión, enfermedad renal, diabetes y síndromes metabólicos. El origen fetal de estas enfermedades, no tienen solamente un componente genético sino unas condiciones del medio ambiente fetal alterado.

Otros factores a los cuales puede estar expuesto el feto o el recién nacido pueden causar cambios en la función de otros órganos, incluso a largo plazo, producir enfermedades metabólicas y enfermedades con riesgo de lesión cardiovascular, como son la hipertensión y enfermedad coronaria en el adulto. Los pacientes que se tornan obesos en los primeros dos o tres años de vida, después de haber nacido extremadamente prematuros, presentan un mayor riesgo de disminución de la función renal y aparición de diabetes durante la niñez, comparados con niños obesos nacidos a término.

Una de las acciones más importantes y definitivas para contrarrestar o detener el impacto de estas alteraciones provocadas dentro del útero, es el estrecho seguimiento multidisciplinario en el periodo postnatal. Es de gran importancia también el seguimiento estrecho por nefrología pediátrica de todo recién nacido prematuro y/o con retardo en el crecimiento intrauterino, así como la adquisición de hábitos de vida saludables como un objetivo crucial a seguir a lo largo de toda la vida.

Algunas recomendaciones generales para este grupo de pacientes:

• Dieta con adecuado aporte proteico para cada período de edad.

• Introducción de la sal en la dieta solo después de los dos años de vida. El exceso de sal puede producir hipertensión, lesión renal indirecta a largo plazo y mayor mortalidad por eventos cardiovasculares.

• Control de peso. En pacientes con masa renal disminuida (como lo suelen ser los nacidos prematuros o con retardo en el crecimiento intrauterino), la ganancia de peso por encima de lo normal, genera mayor riesgo de deterioro de la función de los riñones.

• Hidratación adecuada: la ingesta de agua proporciona el líquido vital para el metabolismo de todas las sustancias que consumimos. Por lo tanto, un adecuado aporte de agua favorece una mejor función de todos los órganos.

• Seguimiento ambulatorio por el pediatra y/o nefrólogo pediatra, por medio del cual se garantice la detección de signos de alarma tempranos de enfermedad renal.

Una de las acciones más importantes y definitivas para contrarrestar o detener el impacto de estas alteraciones provocadas dentro del útero, es el estrecho seguimiento multidisciplinario en el periodo postnatal. Es de gran importancia también el seguimiento estrecho por nefrología pediátrica de todo recién nacido prematuro y/o con retardo en el crecimiento intrauterino, así como la adquisición de hábitos de vida saludables como un objetivo crucial a seguir a lo largo de toda la vida.

Algunas recomendaciones generales para este grupo de pacientes:

• Dieta con adecuado aporte proteico para cada período de edad. • Introducción de la sal en la dieta solo después de los dos años de vida. El exceso de sal puede producir hipertensión, lesión renal indirecta a largo plazo y mayor mortalidad por eventos cardiovasculares.

• Control de peso. En pacientes con masa renal disminuida (como lo suelen ser los nacidos prematuros o con retardo en el crecimiento intrauterino), la ganancia de

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