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El estreñimiento


Escrito por: Dra. Verónica Mera López.

Para poder hablar de estreñimiento en el niño, debemos saber qué se considera normal, cuántas evacuaciones tiene que tener al día o a la semana y la consistencia de las heces.

Sabemos que la frecuencia de las deposiciones varía de acuerdo con la edad; en el recién nacido y en los lactantes menores especialmente en los alimentados con leche materna el ritmo evacuatorio varía oscilando generalmente entre: de 1 hasta 8 ó 10 deposiciones al día; disminuyendo conforme aumenta la edad.

El tiempo de tránsito intestinal desde la boca hasta el recto se va incrementando siendo   en el primer mes de vida de 8 horas; 6 horas al año y 24 horas a los 10 años. Esto quiere decir que después de los diez años puede presentar una deposición al día.

Estas cifras son una ayuda de referencia, pero hay que tener en cuenta que cada niño al igual que los adultos, tiene su propio patrón intestinal.

La lactancia materna, exclusiva en los primeros 6 meses de vida, ayuda a una buena digestión siendo la consistencia de las heces semilíquidas y grumosas.

Con el inicio de las fórmulas maternizadas, en algunos niños, se observa estreñimiento con deposiciones duras que mejoran luego de comenzar con la alimentación complementaria, cuando incorporan alimentos ricos en fibra.

Entonces se considera que un niño está estreñido cuando tiene menos de tres movimientos intestinales por semana; cuando tiene problemas para evacuar o si sus heces son duras, secas y más voluminosas de lo normal.

El estreñimiento puede presentar síntomas variados: dolor abdominal (tipo cólico), náuseas, sangrado por el recto debido a fisuras, pérdida del apetito, enfado o mal humor y muchos días sin defecaciones normales.

También puede notar que su hijo o hija cruza las piernas, hace muecas, se estira, aprieta las nalgas, intentando retener la materia fecal. La causa más frecuente tiene su origen en los malos hábitos alimenticios, sin una adecuada ingesta de frutas y verduras. También a veces los pequeños beben poco líquido y tienen poca actividad física.

Los niños que ingieren muchos alimentos procesados, queso, pan blanco, bollos, rosquillas y carne, desarrollan más posibilidades de sufrir estreñimiento.

El hecho de llevar una dieta más saludable, con alimentos ricos en fibra, como frutas, verduras, hortalizas y cereales integrales, puede impedir que las heces se endurezcan y se sequen.

Los niños en edad preescolar pueden no querer pedir (por vergüenza) ir al baño o a veces los más grandes, prefieren estar jugando con sus amigos o realizando actividades en grupo antes de ir al baño.

Es importante dialogar con ellos para que comprendan que sus deposiciones diarias forman parte de su salud y no hay motivo para avergonzarse.

Cuando descartamos esta causa (la del entretenimiento o el juego) debemos consultar con nuestro pediatra de cabecera ya que hay que descartar o detectar algunas enfermedades como trastornos endocrinológicos, como el hipotiroidismo, posibles problemas hereditarios, neurológicos, metabólicos, psicológicos y/o educacionales. Las causas orgánicas son mucho más raras que las funcionales.

Hay una forma de presentación del estreñimiento que puede no ser diagnosticado por la madre, es la ¨Encopresis¨, definida por el escape involuntario de heces en niños mayores de 4 años. Puede ser una complicación frecuente de la retención fecal y el niño involuntariamente manchar sus pantalones a causa de una dilatación del recto por presentar heces liquidas alrededor del bolo fecal. lo cual confunde a los padres.

Es importante que los padres entiendan qué es el estreñimiento, su tratamiento y objetivo, logrando siempre tranquilizar a la familia y restaurar la confianza para lograr nuevamente tener un adecuado hábito de defecación.

Se tiene que corregir los errores en el régimen dietético, el cual debe incluir buenas cantidades de fibra, como frutas, vegetales, fríjoles, cereales y panes integrales.

Si tu hijo no está acostumbrado a una dieta rica en fibra, empieza por incorporar unos pocos gramos de fibra al día para evitar los gases y la hinchazón y ofrécele mucho líquido.

Es mejor que los niños se acostumbren a ir al baño en horas fijas (después de la comida). También es bueno evitar baños hostiles, que le den temor al niño ir y, en algunos casos, se requiere la prescripción temporal de un laxante, que permite ablandar las heces y disminuir el dolor, evitando que la situación sea crónica y que desarrollen temor a ir al baño. No se debe intentar la enseñanza del control de esfínteres hasta restaurar la percepción de recto lleno, que la defecación sea indolora y no antes de los 2 años y medio de edad.

El estreñimiento es fácil de evitar, llevando una dieta saludable y adoptando unos buenos hábitos de ejercicio físico.