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Varicela en los niños


La varicela es una enfermedad muy contagiosa causada por el virus: varicela–zóster. Este virus se transmite fácilmente de una persona con varicela a otras que nunca han tenido la enfermedad o que no se han vacunado.

El virus se propaga principalmente al tocar o inhalar las partículas del virus proveniente de las ampollas de la varicela y posiblemente, a través de diminutas gotas que llegan al aire cuando las personas infectadas respiran o hablan.

Una persona con varicela puede transmitir la enfermedad entre 1 a 2 días antes de que el brote o sarpullido se haga evidente hasta que todas las ampollas de la varicela hayan formado costras.

La mayoría de los niños sufren de fiebre leve (cuanto más extenso es el salpullido, más alta es la fiebre), cansancio, falta de apetito y dolor de cabeza. Otro síntoma es la presencia de sarpullido con ampollas que causa mucha picazón y aparece de 10 a 21 días después de la exposición e infección por el virus; inicialmente en el estómago, la espalda, la cara y luego estas se extienden por todo el cuerpo.

En el transcurso de 24 horas, la varicela evoluciona a través de cinco etapas: pequeñas ronchas rojas, ampollas finas llenas de líquido acuoso, ampollas con líquido turbio, heridas abiertas y al cabo de una semana, las ampollas forman una costra antes de curarse definitivamente.

Esta enfermedad puede ser grave especialmente en los bebés, los adultos, mujeres embarazadas y en las personas inmunocomprometidas.

El diagnóstico generalmente es clínico, presentando síntomas como: fiebre, malestar general y lesión con ampollas finas en el cuerpo.

¿Cuál es el tratamiento?

En general, los niños sólo precisan tratamiento para aliviar los síntomas. Para la fiebre puede emplearse acetaminofén, pero nunca la aspirina.

Para el picor o “piquiña” pueden ayudar las lociones antipruriginosas (Caladryl) o los antihistamínicos orales (Hidroxicina). Por otro lado, para prevenir las lesiones por rascado e infecciones en la piel, conviene cortar las uñas y bañar al niño a diario con un jabón suave.

¿La varicela deja marcas en la piel?

Aunque la mayoría de las lesiones de la piel suelen curar sin problemas, en ocasiones el proceso de cicatrización puede dejar alguna marca. Para evitar dichas marcas o cicatrices, es importante procurar no rascarse, prevenir las infecciones de la piel y tratarlas adecuadamente cuando aparecen. Igualmente, debe evitarse la acción del sol hasta que las lesiones hayan desaparecido por completo, dado que favorece la aparición de manchas oscuras durante el proceso de cicatrización; para ello se pueden emplear cremas de protección solar total en las lesiones expuestas.

Pronóstico: a pesar de ser tan molesta, la varicela desaparece completamente sin complicaciones en la mayoría de los niños.

Las complicaciones graves de la varicela incluyen: infecciones bacterianas de la piel por el rascado, neumonía, inflamación del cerebro (encefalitis), problemas de sangrado, infección del torrente sanguíneo (septicemia) y deshidratación. Siendo más frecuentes  en niños con alguna inmunodeficiencia, trasplantados, adultos  y bebés pequeños.

Prevención: la mejor forma de prevenir la varicela es a través de la vacunación, la Academia Americana de Pediatría recomienda una primera dosis a todos los niños sanos de 12 a 15 meses que nunca hayan tenido la enfermedad. Se debe aplicar una segunda dosis desde los 4 a 6 años de edad (se puede aplicar antes, si pasan al menos tres meses después de la primera dosis).

Hasta que el niño cumpla un año, la mejor manera de protegerlo contra la enfermedad es manteniéndolo alejado de los niños con enfermedad activa.

Recibir la vacuna contra la varicela es mucho más seguro que contraer la enfermedad. La mayoría de las reacciones después de vacunarse son leves: dolor en el brazo de la inyección, fiebre, enrojecimiento o sarpullido en el lugar de la punción. Los casos más graves después de la vacuna son poco comunes: convulsiones, infecciones en los pulmones (neumonía)  o erupción en el cuerpo.

Dra. Sandra Patricia Concha

Pediatra de la Fundación Valle del Lili