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El sueño en los niños


El sueño es un proceso fisiológico del ser humano y constituye una parte esencial en nuestro funcionamiento diario; por lo tanto los hábitos inadecuados pueden generar múltiples consecuencias negativas en la salud tanto en el crecimiento y desarrollo como en los aspectos nutricionales, en el desempeño escolar, emocional y social.

La cantidad de horas de sueño recomendadas dependen directamente de la edad, a mayor edad, se requieren menos horas de sueño. Estas pueden oscilar entre 15 y 16 horas de sueño en el recién nacido hasta las 8 y 9 horas necesarias para el adolescente. La restricción severa de horas del sueño, definida como una duración menor a 6 horas, puede verse altamente asociado al aumento de problemas interpersonales, psicológicos, baja autoestima, insatisfacción personal, aumento de obesidad y en adolescentes puede ser debido a sustancias psicoactivas.

No basta observar la cantidad de horas que pasan los niños en cama, también hay que tener en cuenta el tiempo que pasa tras acostarse con conciliar el sueño y dormirse, es decir, entrar en una fase más profunda del sueño, ya que este tiempo llamado latencia, se puede alargar debido a varios factores que contribuyen a una restricción del sueño en niños más pequeños, causando varios problemas.

Recomendaciones:

Se recomienda que los niños entre los 2 y 12 años se acuesten entre las 8:00 pm y 8:30 pm y los adolescentes mayores de 12 años a las 9:00 pm y 9:30 pm; esto debido a que en estas horas se produce una hormona llamada melatonina, la cual es inductora del sueño y un retraso en la hora de dormir disminuye la secreción de ésta, haciendo que aumente la latencia del sueño; además, se recomienda restringir el uso de los dispositivos móviles que generan luz captada por nuestros ojos, haciendo que disminuya la secreción de melatonina y generando que la conciliación del sueño sea más difícil.

Factores de riesgo:

Uso de computador, tabaquismo, luces nocturnas, ambiente negativo en la familia, alcoholismo, cafeína y preocupaciones.

Factores protectores:

Buena higiene del sueño, acompañamiento del niño mientras concilia el sueño y actividad física.

Higiene del sueño:

Corresponde a todas las medidas preventivas tendientes a mejorar el patrón de sueño en el niño (varían de acuerdo a la edad), las cuales se exponen a continuación:

Extinción gradual (acompañamiento en la cama del bebé mientras concilia el sueño), rutinas positivas (Dar un baño antes de ir a dormir, masaje, contar un cuento o arrullar), supervisión mínima con extinción sistemática (no cambiar de cama), cambio de horario de sueño y manejo de la siesta (disminuir el horario de la siesta diurna), otros como: objeto transicional, igual horario del bebé, pijama, ruido, luz, temperatura.

Dificultades para el sueño:

Los trastornos del sueño son muy comunes en la infancia, los cuales pueden ocurrir hasta en un 30% de los niños, aunque son poco conocidos y ocasionalmente no consultan por este motivo. Lo importante es brindar un adecuado diagnóstico para actuar de manera correcta.

Las dificultades para el sueño más comunes son: el insomnio infantil, el sonambulismo, los terrores nocturnos y las pesadillas; la mayoría de éstos no requieren medicación ni terapias y solamente con higiene del sueño pueden manejarse sin problema, con la ayuda del pediatra.