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Por qué decir NO a la “comida chatarra”


Por: Dra, Diana Parada / Residente de pediatría (3er. año).

La obesidad infantil es una epidemia de dimensión mundial y Colombia no está exenta de esta tendencia. Considerada como un problema de salud pública con impacto a nivel socio económico y denominado por la OMS como la epidemia del siglo XXI¨.

Se trata de un problema que preocupa por la exposición de los niños y adolescentes a un entorno inadecuado en el que las conductas alimentarias van encaminadas a estilos de vida poco saludables como lo son el consumo de bebidas azucaradas, alimentos no nutritivos de alto valor energético (comida chatarra), disminución de la actividad física, aumento del tiempo frente a las pantallas.

En Colombia, según últimos datos de expertos, se estima una prevalencia de exceso de peso en menores de cinco años de 6,3%, en escolares de 24,4% y en adolescentes de 17,9%.

Es importante tener presente que la probabilidad de que un niño obeso de cuatro años lo sea en la adultez es de 20% y de un adolescente es de 80%.

Los malos hábitos de alimentación, factores ambientales y comportamentales se traducen en un balance enérgico positivo que secundariamente genera aumento del tejido adiposo. 

El impacto de las campañas de mercadeo de alimentos dirigidas a los niños. La industria de comida rápida gasta millones de dólares al día en productos de comercialización con alto contenido de azúcar, grasa y sal, al tiempo que sugiere tamaños de porción grandes y desproporcionadas a las necesidades de energía de un niño.

Cada vez más, las empresas de comida rápida están utilizando ataduras de juguete para niños intentando atraer a los jóvenes. Sorprendentemente, los estudios demuestran que incluso los niños muy pequeños expuestos a anuncios persuasivos pueden desarrollar antojos de alimentos no saludables que ni siquiera han probado. Todo este marco tiene una consecuencia directa en la formación de preferencias alimenticias potencialmente nocivas para la vida de las personas asociadas con el desarrollo de la obesidad y todo lo que la misma conlleva.

Aunque las preferencias alimentarias pueden ser desaprendidas, esta es a menudo una tarea monumental para padres y cuidadores.

Fomentar hábitos alimenticios saludables

Los niños desarrollan una preferencia natural por los alimentos que más disfrutan. Para fomentar hábitos alimenticios saludables, el desafío es tomar decisiones nutritivas atractivas.

Enfocarse en la dieta general en lugar de alimentos específicos. Los niños deben comer más alimentos enteros y mínimamente procesados, lo más natural posible y menos alimentos envasados.

Ser un ejemplo a seguir. El impulso de la niñez para imitar es fuerte, el niño no comerá verduras mientras los padres coman alimentos poco saludables.

Cocinar más comidas en casa. Las comidas de restaurante tienen más azucares y grasas saturadas, así que cocinar en casa puede tener un enorme impacto en los hábitos de alimentación de los niños.

Preparar snacks saludables y tenerlos listos. Mantener en abundancia frutas, verduras y bebidas saludables (agua, leche, jugos de fruta natural) siempre listos a la mano y evitar que coman papas fritas, galletas, gaseosas y jugos artificiales.

Limitar el tamaño de las porciones. No insista en que el niño deje el plato limpio y nunca use la comida como recompensa, castigo o soborno.

Inicio de ejercicio dirigido El ejercicio habitual o constante puede incluso ayudar motivar, mejorar estados depresivos y de ansiedad. Las actividades deportivas en familia fomentan un estilo de vida saludable pasear en bicicleta, patinar o nadar; Tomar caminatas familiares.

Limitación de tiempos de pantallas. Limitación de la utilización de pantallas (ipad, tablet, celulares, televisor, computador). La Academia Americana de Pediatría recomienda limitar a 1 o máximo dos horas al día.

Cosas para recordar:

. Disminuir el consumo de comida chatarra ayuda a prevenir niveles elevados de colesterol, hipertensión y diabetes tipo II.

. Evita la obesidad infantil. Su abuso puede causar aumento de estados de ansiedad, depresión y fatiga crónica , sobre todo en jóvenes.

. Evitar la “comida chatarra” puede disminuir los casos de reflujo gastroesofágico y síndrome de colon irritable.

“Enseñar a comer, es enseñar a crecer”