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Cómo enseñarles a nuestros hijos a que expresen sus emociones


El proceso de tomar de decisiones en la vida depende tanto de la parte racional (inteligencia) como la emocional.

Los niños con capacidades en el campo de la inteligencia emocional  son más felices, más confiados, tienen más éxito en la escuela y además, mantienen estas capacidades a lo largo de su vida ayudándoles en su vida laboral, afectiva y personal.

Cada persona experimenta una emoción de forma particular dependiendo de sus experiencias anteriores, su aprendizaje y de la situación concreta. La reacción que desencadena esta emoción puede ser innata o aprendida por experiencia directa o por observación de las personas que nos rodean. Por esto es importante que como padres tengamos presente que somos modelos a seguir de nuestros hijos.

Todas las emociones son válidas, no hay buenas o malas, todas son necesarias y no podemos evitarlas, por esta razón es necesario enseñarle al niño a expresarlas de la manera más adecuada. Esta habilidad se puede aprender aprovechando cada momento cotidiano en el hogar, entendiendo que enseñar a controlar las emociones es diferente a reprimirlas. Es importante que el niño identifique la situación concreta que ocasiona determinada emoción, esto le permitirá no solo anticiparlas sino que mejorara la capacidad de resolución de problemas.

Existen 6 categorías básicas de emociones que se deben conocer:

  • Miedo: es necesario para apartarnos de un peligro y actuar con precaución, puede producir ansiedad, incertidumbre e inseguridad.
  • Sorpresa: ayuda a orientarnos, a saber qué hacer ante una situación nueva. Produce sobresalto, asombro y desconcierto.
  • Aversión: rechazo hacia algo.
  • Alegría: es una sensación de bienestar y seguridad cuando conseguimos algo.
  • Tristeza: la función de la tristeza es la de pedir ayuda, genera pena, soledad y pesimismo ante alguna pérdida.

Es importante transmitirle al niño que todos necesitamos saber lo que estamos sintiendo y que los demás lo sepan. Expresar las emociones, hablar de cómo nos sentimos, nos ayuda a pensar y actuar de la manera más adecuada. Si compartimos nuestras emociones, nos sentiremos mejor. Por eso hay que lograr una adecuada comunicación con el niño, permitiéndole expresarse libremente, que se sienta escuchado y guiado, no solo criticado.

Enseñarles a nuestros hijos a controlar, gestionar y utilizar sus emociones fomentándoles la inteligencia emocional, la cual les permitirá afrontar su día a día de un modo más eficiente. No será una tarea fácil, porque antes de lograr esto, primero tenemos que enfrentar nuestras propias emociones y eso implica que nuestros hijos conozcan que también sentimos rabia, miedo o tristeza. Este será el punto de partida: entender que los niños aprenderán a partir de nuestra reacción y el manejo de las emociones. Sin embargo, existen varios puntos a tener en cuenta:

  • Enseñar a controlar su ira: a partir de los 6 meses van a empezar a desarrollar su ira, deben aprender a canalizar sus reacciones y corregir cualquier mala acción. Hay que lograr el razonamiento y control de lo que están sintiendo.
  • Enseñar a conocer las emociones básicas.
  • Nombrar las emociones: es importante que ellos sean capaces de expresar lo que sienten: “estoy enojado porque no me llevas a jugar”, “estoy contento porque mañana nos vamos de paseo”, “tengo miedo de que apagues la luz porque me dejas solo”.
  • Enseñar a afrontar las emociones con ejemplos: es común que los niños en ocasiones se vean superados por las emociones, como las rabietas que les hacen gritar o golpear cosas. No hay que forzar las situaciones, una vez el niño se tranquilice hay que enseñarle que antes de gritar o pegar es mejor expresar en voz alta qué les molesta. Que aprendan a expresar sus sentimientos desde pequeños a través de la palabra por más miedo o rabia que tenga, y que nosotros como padres seamos los primeros receptores de ese sentimiento.
  • Desarrollar su empatía para desarrollar esta dimensión; es necesario razonar con ellos continuamente a través de preguntas como: ¿Cómo crees que se siente tu hermana después de lo que hiciste?, ¿por qué crees que está llorando tu amigo?, ¿crees que papá está triste hoy?.
  • Desarrollar su comunicación: debemos favorecer continuamente el que puedan expresarse sin miedo, poner en voz alta su opinión y su sentimiento, para que aprendan a dialogar y a solucionar conflictos mediante la palabra.
  • Enseñar la escucha activa: desde muy pequeños deben saber guardar silencio mientras los demás hablan.
  • Iniciar en las emociones secundarias: a partir de los 10 años van a surgir en sus vidas emociones secundarias que tienen más peso como el amor, la vergüenza, la ansiedad. Siempre hay que hablar con ellos abiertamente.
  • Permítale expresar sus emociones: es esencial que podamos facilitar a nuestros hijos la confianza para que expresen en voz alta aquello que sienten.

Como padres debemos recordar que la emoción es fiel compañera de la motivación y a su vez ésta es el motor para lograr objetivos. Desarrollar una inteligencia emocional prepara al niño para la vida y le permitirá estar atento para poder defenderse de posibles peligros sociales como la drogadicción o el alcoholismo. Todo lo anterior nos puede sonar difícil y desconocido como padres, pero realmente se resume en pasar tiempo con nuestros hijos, escucharlos, hablarles, permitiéndoles expresarse, creando momentos familiares donde se sientan queridos, protegidos y educados.

Ya se sabe: “Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo”.