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Los terribles dos años: ¡aparecen las rabietas!


Por: Dra. Sandra Patricia Concha

Tener un niño de dos años es como tener una licuadora pero sin tapa. Jerry Seinfeld

Las rabietas son una reacción normal del desarrollo del niño, ocurren ante una negativa a una petición o acción que desea realizar, siempre tienen que ver con el amor, el vínculo afectivo, la seguridad y la irritación. En el fondo se originan en la incapacidad del pequeño para controlar emociones profundas. El niño puede hacer un sinnúmero de reacciones como tirarse al suelo, agredir a los padres, tirarse el pelo o correr hacia el patio. Este tipo de conducta se presenta con

mayor frecuencia alrededor de los 2 años y tiene como objetivo afirmar su personalidad, en este momento el niño no tiene tan desarrollado su lenguaje como para expresar lo que quiere y tampoco sabe cómo manejar la ira y la frustración.

A veces es muy difícil para nosotros calmar un berrinche. Hay dos ocasiones cuando no debemos ignorarlas: si el niño corre riesgo físico o está expuesto a algún peligro, o si el niño está dando golpes o mordiendo hay que detenerlo de inmediato.

Ante esta situación hay que mantener la calma, ya que de esta forma es menos probable que continúen y se mantengan en su rabieta, si reaccionamos enfadados reafirmamos este comportamiento. También es importante no ceder, porque ellos lo interpretaran como que se salieron con la suya. Con la primera rabieta el niño descubre que esta es una forma de controlar y

manipular a sus padres, ya que estos se agobian, se asustan y la mayoría de las veces ceden ante las exigencias y caprichos de estos, de esta forma las rabietas no paran de repetirse. Los niños deben aprender a manejar sus emociones ante la sociedad, pero para esto los niños dependen de la información que les proporcionan sus padres. Comprender sus emociones y ayudar a nuestros hijos a expresarlas no es tarea fácil.

Nuestros hijos nos pondrán a prueba constantemente, necesitan comprobar si la disciplina de la unidad familiar es consistente. Será un periodo difícil hasta que el niño comience a crecer con la seguridad de ser amado y valorado haga lo que haga, y de que papa y mama estarán ahí siempre para apoyarlos y cuidarlos. El niño intenta lograr su autonomía y reafirmación, adquiriendo

conciencia sobre sí mismo, su identidad y los adultos que lo rodean.

Aunque las rabietas parecen eternas, el desgaste físico y emocional del niño es tan grande que no suelen durar más de media hora, y se reducen a 10 o 5 minutos si mantenemos siempre la misma actitud. Si se tratan adecuadamente en esta etapa desaparecerán progresivamente:

¿Qué hacer?

. NO CONSENTIR UNA RABIETA: cuando aparece simplemente ignórela o contenga físicamente al niño si se trata de una conducta violenta o destructiva, mostrando actitud firme. Márchese de la habitación sin es necesario: “Las rabietas no se producen en el vacío, se producen en el contexto de una relación”

. EL NIÑO NECESITA UNA OPORTUNIDAD PARA TRANQUILIZARSE: lo mejor es llevar al niño a otra habitación hasta que se tranquilice, lo importante es que el niño sienta que una rabieta tiene consecuencias negativas y que no merece la pena repetirla.

. NO SE PUEDE RAZONAR CON UN NIÑO SI ESTA BAJO LOS EFECTOS DE UNA RABIETA: aléjese de él, si le riñe o lo castiga físicamente en ese momento incluso puede aumentar la intensidad de la conducta que queremos eliminar.

. UNA VEZ QUE HALLA DESAPARECIDO LA RABIETA hágale saber al niño que si está enojado esa no es la manera de resolverlo. Dígale que entiende lo que siente, pero explíquele que su conducta es inaceptable y que en adelante no se va a permitir.

. EVITE COMPORTAMIENTOS Y ACTITUDES DE LASTIMA Y SOBREPROTECCIÓN: Esto lograra que cedamos y otorguemos los deseos del niño. Lo importante es mantener la calma y nombrar con claridad lo que el niño está sintiendo: rabia, miedo e inseguridad.

. PROPORCIONE AL NIÑO MODELOS DE CONDUCTA CONTROLADA: esto le dejara claro al niño que toda conducta agresiva o caprichos no resulta beneficiosa.

. ESTIMÚLELO: cuando tenga los primeros intentos de autocontrol. Resalte su buena conducta y el hecho de haberse tranquilizado, reafirmando así sus logros.

. NO DEJES QUE LAS RABIETAS EN PÚBLICO TE HAGAN SENTIR MAL: muchos padres temen a las rabietas en lugares públicos, y cambian su comportamiento con el niño. Una vez que tu hijo se dé cuenta de que sus enojos genuinamente incontrolables tienen un efecto en tu comportamiento hacia él, es probable que aprenda a usarlos y entre en un estado de rabietas un tanto deliberadas. Recuerde que sus hijos están aprendiendo a crecer y es importante generar confianza en ellos. Todo conflicto es una oportunidad para aprender. A medida que tu hijo crezca podrá manejar mejor las cosas, eso significa que tendrá menos frustración en su vida diaria, podrá conocer y comprender más y su vida tendrá menos novedades que lo asustan. A medida que pierde el miedo, dejara de necesitar tanta reafirmación de sus padres y gradualmente aprenderá a hablar y expresarse libremente, no solo acerca de las cosas que puede ver frente a él, sino acerca de las cosas que está pensando e imaginando. Con la ayuda del lenguaje también distinguirá entre fantasía y realidad. Una vez que llegue a este punto, podrá ser capaz de ver que la mayoría de sus peores miedos no son ciertos y que la mayoría de las exigencias y restricciones de sus padres son razonables.